La papa en la economía canaria

Desde su adopción por los agricultores canarios, en el siglo XVII, hasta el primer cuarto del siglo XVIII, la papa fué esencialmente un cultivo de subsistencia, con muy poca producción dedicada a la exportación. La expansión de la superficie dedicada a su cultivo siempre coincidió con las crisis de los cultivos de exportación. Así, la crisis del cultivo de la caña de azúcar a finales del siglo XVI, debida a la introducción en los mercados europeos del azúcar antillano, fué acompañada de un aumento considerable de la superficie dedicada a papa y millo. La decadencia del sector vitivinícola, a finales del siglo XVII, significó una segunda expansión de la superficie cultivada de papas. Con la disminución de la producción cerealera, que siguió a la caída del mercado del vino, volvió a expandirse, a partir de 1826, el cultivo de la papa. La producción pasó de unas 19.000 toneladas métricas, en 1776, a 35.000 toneladas métricas, en 1830 (Macías, 1989). Es decir, la agricultura de subsistencia, históricamente articulada a la agricultura de exportación, adquiría mayor intensidad en las etapas de recesión del cultivo exportador.

En la década de 1830, con la demanda interna cubierta, el excedente generado comenzó a ser exportado. Es difícil precisar en que momento la papa pasó de ser un cultivo esencialmente de subsistencia a formar parte de los cultivos de exportación, pero no parece aventurado señalar la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con la gran expansión del cultivo, como el momento de partida de una exportación importante. Aunque, en sus comienzos, fué el mercado americano el principal destino de las exportaciones de cierta magnitud, desde finales del siglo XIX hasta la década de 1980, fué el mercado británico el principal receptor de los tubérculos canarios. El Reino Unido suministraba la semilla de las variedades de papa más demandadas por el consumidor inglés, y las Islas, principalmente Gran Canaria y Tenerife, la cultivaban y exportaban a ese mercado. Era un modelo de agricultura eminentemente colonial. Además de las semillas, los ingleses vendían a las Islas los fertilizantes y todos los artículos necesarios para preparar los envíos (turba, alambres, clavos, papel).

Durante el siglo XX, la superficie dedicada al cultivo pasó de 6.000 hectáreas , en 1931, a 12.000 hectáreas , en 1945, y 21.000 hectáreas , en 1960. Pero, a partir de 1980, con la pérdida del mercado británico por la competencia con otros productores, la exportación comenzó a descender, hasta desaparecer por completo, por lo que la producción local tuvo que ser dirigida hacia el mercado interno. Actualmente, con la apertura de los mercados internacionales y la eliminación, en 1998, del período sensible (que protegía la producción local frente a las importaciones de otros paises), este mercado también está amenazado. Es en este marco donde, entre otras alternativas, cobra sentido el cultivo de variedades de papa locales, protegidas por una Denominación de Origen.



Fuentes:

• D. Eovaldo Hernández Pérez. Profesor Fitotecnia y Bioquímico. Libro las Papas Antiguas de Canarias (pag. 1-14). APAC, 2002.